viernes, 4 de octubre de 2013

Redención

¡¡¡Y llegué con el famoso plan!!! No te digo por primera vez, pero casi. Obviamente no me lo iban a corregir al toque, porque así operan las leyes del universo: a través de la consabida paradoja. Pero me he alegrado sobremanera al poder entregar las cosas en tiempo y forma, una buena vez.

La sensavión de alivio es casi indescriptible. Merece que me autoregale un kilo de helado de El Polo o de Vía Cosenza. Oh sí.

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